Cambios en la textura: La alta humedad puede hacer que los desodorantes, especialmente los de tipo crema o palo, se vuelvan más suaves o incluso se derritan, lo que puede causar un desastre al aplicarlos.
Riesgo de contaminación: La humedad puede promover el crecimiento de moho o bacterias, especialmente en los desodorantes naturales que carecen de conservantes.
Disminución de la eficacia: El exceso de humedad puede interferir con los ingredientes activos, reduciendo potencialmente la capacidad del desodorante para controlar el olor y la humedad.
Daño del embalaje: Los ambientes húmedos pueden provocar el deterioro de los materiales de embalaje (como papel o cartón), lo que puede comprometer la integridad del producto.
Reducción de la vida útil: En general, la alta humedad puede acortar la vida útil de los desodorantes, lo que lleva a una caducidad más rápida y a productos menos eficaces.